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Por Hans Cediel
http://mariposasamarillas-queesperan.blogspot.com.co/

¡Ay de los que llaman a lo malo bueno
y a lo bueno malo,
que tienen las tinieblas por luz
y luz por tinieblas,
que tienen lo amargo por dulce
y lo dulce por amargo!
Isaías 5; 29

 

Estoy seguro, los resultados del domingo 2 de Octubre, no los esperábamos ni los que votamos por el SI, ni los que ganaron con el NO.

A merced de lo que decidiera la ciudadana en el plebiscito, el segundo en la historia de Colombia, estaba un Acuerdo elogiado por la comunidad internacional por su procedimiento y contenido, por sus avances en cuanto a la justicia transicional, y por haberse llegado a convertir en el indicativo contemporáneo de la resolución de conflictos, tal como lo declarara el exfiscal de la Corte Penal Internacional Luis Moreno Campo[1].

Sin embargo, la realidad al final de la jornada fue siniestramente distante. Contra todos los pronósticos en las encuestas nacionales y la emoción pacifista de la comunidad internacional expectante, el NO se impuso. Se estima que aproximadamente 2 millones fueron votos de los cristianos evangélicos, de un total de un poco más de 6, estos fueron militantemente emitidos en favor del NO.

Ante el anuncio del plebiscito, una marejada de púlpitos evangélicos se decretaron en contra de la firma de aquél “espeluznante” Acuerdo que se predicaba entregaban a nuestro país al desastre del “castrochavismo”, al ateísmo rampante de la guerrilla de las FARC, y a la demoníaca “ideología de género” destructora de las familias y de la fe[2].

Sólo un par de meses antes, evangélicos y católicos habían demostrado ya su contundente capacidad de movilización, abarrotando las calles del país en una protesta nacional. La macabra combinación de la obscena tergiversación de los hechos, la alineación y sumisión incuestionable a sus Pastores y líderes, el desprecio y deslegitimización de las constantes aclaraciones y argumentos del Estado, y una teología en la que no todos son imagen y semejanza de Dios; lograba poblar las calles de Colombia. La aparición de unas supuestas cartillas que serían implementadas en los colegios de secundaria del país, como manuales de convivencia donde aparentemente se estaría imponiendo la “ideología de género”, removió de sus altares a los sectores religiosos más conservadores y los hizo, al fin, participar de alguna manera en la vida pública[3].

A sus anchas, las cabezas de esta convocatoria elaboraron las dimensiones y contenidos de la razón que los movilizaba: las cartillas estaban plagadas de pornografía y la ministra de Educación, por su orientación sexual, lógicamente, tenía un plan de “homosexualizar” a nuestros niños y de paso, a toda la sociedad colombiana.

La diputada Ángela Hernández, líder política de un partido de derecha e hija de Pastor evangélico, logró posicionar junto a la militancia de su Iglesia, estas premisas en las redes sociales y en los medios de comunicación[4]. De nada sirvió que el propio Ministerio de Educación saliera a desmentir innumerables veces, la ficción creada sobre la utilización de dibujos pornográficos -animaciones que demostraron habían sido descargadas de un portal Europeo de revistas para adultos-, ni siquiera que el propio Senador Armando Benedetti denunciara a una de sus colegas como responsable de la difusión electrónica de la información falsa. Ante el cuestionamiento de la falacia de sus argumentos con las constantes aclaraciones del Ministerio de Educación, la diputada no se inmutó en contraatacar declarando que la Iglesia estaba siendo víctima de amenazas. Y así fue como, Pastores y líderes, con osadas sustentaciones bíblicas homofóbicas, exigieron ya a esas alturas, la renuncia de la Ministra de Educación[5].

A pesar de todas las repetidas y sustentadas aclaraciones, el argumento del uso de pornografía y el supuesto proyecto colonizador homosexual, siguieron erigiéndose como el libreto más febril de quienes deslegitimaron, convencieron y azuzaron a la población cristiana en contra de las cartillas.

Líderes evangélicos, sin corroborar esta información, lograron que esta falsa historia corriera como pólvora entre las comunidades de fe, y fue entonces que las calles de Colombia reventaron el 10 de Agosto cargadas de ignorancia, sumisión y desamor[6]. Aquellos fueron los presagios del triunfo del NO.

 

LOS FALSOS PROFETAS DEL NO

El Procurador General de la Nación Alejandro Ordoñez, dirigió ataques constantes a los Acuerdos de la Habana en los medios de comunicación retomando los argumentos de la amenaza de la dictadura homosexual de la marcha del 10 de Agosto. Ordoñez, se posesionó del discurso de lucha en contra de la “ideología de género” como destructor de la familia, la propiedad y la cristiandad. Instó a las iglesias a unirse contra esta amenaza, a la que se sumaba además el amago del “castrochavismo” en Colombia, término usado por Uribe para llamar a la supuesta influencia comunista de Venezuela y Cuba, si se aprobaban los Acuerdos de paz.

A los evangélicos a los que convenció que votaran por el NO, poco les importó saber que el Procurador Ordoñez milita en la “Tercera Fuerza”, una agrupación neonazi que apoya la violencia y los principios fascistas[7]. Tampoco los inmutó el hecho conocido de que este había usado los recursos del Estado para su campaña presidencial, perseguido a la oposición valiéndose de su cargo como funcionario público, que tenía en proceso investigaciones por abuso de autoridad, y que fue removido de su cargo antes de terminar su mandato por acusaciones de corrupción. [8]Defensor de los intereses de las altas clases sociales conservadoras y reconocido miembro del Opus Dei[9], Ordoñez encontró agenda común con los sectores neo conservadores de las iglesias cristianas evangélicas, entre ellos el Pastor y Concejal por Bogotá Marco Fidel Ramírez, aferro uribista que en constantes declaraciones ha expresado su homofobia y con total desparpajo ha dado a entender la necesidad de acabar con los habitantes de calle, porque según él, estas personas ya no tienen corrección[10].

La Senadora Vivian Morales, una lideresa política evangélica que fue conocida en los años 90s por la promoción de la libertad de cultos y la defensa de las minorías religiosas, apareció dramáticamente en la escena pública y eclesial, aportando al caldo de cultivo por el NO. Vocera de los que están en contra del tema del matrimonio igualitario y la adopción por parejas homosexuales, al parecer vio la oportunidad de recuperar su caudal electoral entre el público evangélico con esta postura, aunque ello implicara estar contraria a los ideales de su partido liberal, de las razones jurídicas que defendió en los 90s y no me cabe duda que incluso de su propia conciencia.

“Si Cristo no está en el centro de los diálogos de paz, el proceso es en vano” este huracán no se hizo esperar, indecisos de la última semana decidieron su voto por el NO, convencidos de que era mandato divino oponerse a un acuerdo que no tomaba en cuenta a Dios. En las redes sociales aparecieron un sin número de mensajes que expresaban esta idea; Pastores, líderes y cristianos de a pie, todos empezaron a militar bajo esta contundente premisa; sin ningún tipo de crítica, sin ningún cuestionamiento, sin ningún argumento más que los que el jugador de la selección de mayores de fútbol, Daniel Torres, un ferviente evangélico, publicó en un vídeo[11].

 

LOS PROFETAS CORTESANOS DEL SI

Las voces referenciales dentro del mundo evangélico que apoyaban el SÍ, apenas susurraban. Tal como en los 50 años de nuestra dolorosa guerra, su participación se redujo a apariciones cortesanas en las reuniones del ministerio del interior de la presidencia, o con agencias de cooperación internacional, “representando” al pueblo evangélico. No hicieron suficiente labor educativa durante los procesos, no levantaron su voz teológica en medio de las congregaciones, ni usaron su poder simbólico o sus recursos institucionales para desbalancear con una teología contraria a la guerra, el letal discurso en favor del NO en las Iglesias. Cautivos de la cultura del selfie, creyeron trabajar por la paz exhibiendose en sus redes sociales con autofotos en la Plaza Bolívar mientras se firmaban los Acuerdos.

 

NUNCA QUEDAS MAL CON NADIE

El Consejo Evangélico Colombiano, CEDECOL, la organización que agrupa a la mayoría de las congregaciones cristianas evangélicas en Colombia, se autodefinió neutral frente al plebiscito. Según su Director, CEDECOL asumió que las organizaciones religiosas de su afiliación tomaran orientación propia según su propia consideración y criterio[12]. Los posibles matices de este posicionamiento, y su inclinación de la balanza, resultaron evidentes: su apoyo público a la cruzada en contra de la “ideología de género”, otorgaron en esta coyuntura su patrocinio tácito a la dantesca campaña por el NO[13].

El historial esquivo al compromiso en temas de justicia y paz de CEDECOL, es bien conocido. Esta organización que ha sido dirigido por el mismo personaje hace décadas, a finales de los 90s desarticula la Comisión de Derechos Humanos del Consejo, y la instrumentaliza en el marco de los diálogos de negociación del ex Presidente Uribe con los paramilitares, la muda a una Comisión Nacional de Reconciliación. La hoy llamada Comisión de Paz, es un comité compuesto por un puñado de líderes religiosos y de ONGs, que financian sus proyectos con recursos de las Iglesias del norte.

 

LA IGLESIA QUE ADORA AL DIOS DE LA GUERRA

La victoria del Sí aparecía como un resultado ampliamente favorable, era casi un hecho el resultado de respaldo al Acuerdo. Sin embargo el domingo 2 de Octubre, otra fue la realidad. Los cristianos evangélicos desbalancearon todos los pronósticos, según las últimas encuestas, apenas días antes de la votación.

El fervor militante de los creyentes asombró a todos los sectores sociales en especial a los políticos, ellos reconocieron en nuestras comunidades un caudal electoral muy fácil y barato de conducir; como el propio gerente de la campaña del NO afirmó en una entrevista[14].

Pero este comportamiento de los liderazgos de nuestras Iglesias no era nuevo. Su historia de desprecio por la vida, acompasa la cantidad de años en esta guerra de la que afirmaron no querían salir. Así es como tristemente lo atestiguamos desde hace tiempo. Hace unos años, siendo yo parte de una organización de derechos humanos nacida por la preocupación de un grupo de cristianos evangélicos y católicos frente a las consecuencias de la guerra a finales de los años 90, desarrollamos junto a organizaciones de víctimas del conflicto, cuatro Tribunales Internacionales de Opinión en los que las propias víctimas juzgaban a sus victimarios con la presencia de jueces internacionales vinculadas con la defensa de derechos humanos, a manera de lucha contra la impunidad y el terrorismo de Estado, especialmente durante la dictadura presidencialista de Uribe. En esta iniciativa, se realizaron más de 20 audiencias públicas, y se recorrió el país escuchando el dolor de las víctimas y lográndose sistematizar innumerables casos de violación a los derechos humanos señalados como el resultado de la política de seguridad democrática del presidente Uribe.

Todo este abrumador dolor había sido la secuela de una dictadura presidencialista que catapultaba las cifras de los abusos y violaciones a los derechos humanos que ya acarreaba la guerra. Entre aquellas estremecedoras carnicerías auspiciadas por Uribe, se encontraban los más de 2,000 casos de los llamados falsos positivos, jóvenes inocentes pobres, que fueron desaparecidos o reclutados por el ejército de Colombia y que luego aparecían muertos en combates artificiales con la guerrilla. A través de esta macabra modalidad meritocrática, los militares de alto rango obtuvieron premios, ascensos, al mismo tiempo que lograban cumplir las cuotas de los resultados exigidos en los operativos militares que había establecido el propio presidente Uribe y su Ministro de Defensa de ese entonces, el hoy premio Nobel de la Paz Juan Manuel Santos[15].

Las organizaciones como Justicia y Vida, denunciamos públicamente estos y muchos otros casos aberrantes. En uno de los Tribunales Internacionales de Opinión que organizamos, a finales de Abril del 2008 en una de las salas del Congreso, se denuncia al Estado por 47 casos de desapariciones forzadas[16]. Al mismo tiempo, en los corredizos del poder había estallado el escándalo que abriría un amplio debate en torno al papel del paramilitarismo en Colombia y la vinculación con instituciones y el gobierno: el primo y asesor del presidente Alvaro Uribe, el ex Senador Mario Uribe, estaba siendo acusado por su vinculación con grupos paramilitares y en especial con casos de desaparición forzada en el departamento de Antioquia[17]. En el salón anexo a donde desarrollábamos el Tribunal, se iba a realizar un evento de reconocimiento y apoyo a Mario Uribe. Ahí empezaron a llegar congresistas, senadores y todas las fichas de la clase política uribista. La escena era antagónica: mientras en un salón del Congreso se estaba procurando hacer justicia a las víctimas, en el otro se homenajeaba a los victimarios de las desapariciones forzadas. Pero los hechos se volvieron todavía más bizarros: una fila de reconocidos Pastores evangélicos, quienes también habían sido invitados a participar de los Tribunales para acompañar a las víctimas, pasaban de largo de las madres y esposas de los mismos desaparecidos por los que era acusado Uribe, y cuál denuncia profética veterotestamentaria, entraban indolentes a saborear los cócteles de la infamia en el salón orquestado para el besamanos de sus asesinos[18].

Durante esos años, a la pública indolencia de los líderes de las iglesias evangélicas frente a la guerra, se le sumó también su testimonio criminal. El éxito personal impulsado por las Iglesias de las teologías de la prosperidad, hizo de las pirámides de lavados de activos la actividad predilecta de estas comunidades religiosas. Congregaciones enteras fueron víctimas de las pirámides de estafa. Miles de hermanos y hermanas fueron timados por líderes de iglesias a partir de un sistema de recolección de dinero de este tipo[19].

Lamentablemente, después del desplome de las pirámides y las estafas, las iglesias involucradas callaron. No hubo una palabra de perdón, ni nunca se les devolvió el dinero a los afectados. Y mientras en las iglesias se había vivido la espiritualidad del dinero fácil y el poder del narcotráfico y el paramilitarismo permeaba todo el tejido social; en el campo una mareada de personas perdían sus tierras y los desplazados se contaban por miles en las calle de las ciudades. Las iglesias avanzaron con ceguera espiritual, prefiriendo el aquelarre del dinero fácil y el desamor del antireino que los distanciaba del dolor de sus prójimos.

En estos años del oscurantismo de la fe, muchos pastores visitaban por la puerta de atrás la casa de Nariño para asistir a supuestas reuniones devocionales con Uribe y su equipo. Todo esto a pesar de que las víctimas y organizaciones de derechos humanos denunciábamos las atrocidades que este personaje cometía y que hoy han sido más que comprobadas[20].

El discurso de muchas de estas iglesias, que incluían profecías y otras señales divinas, se sustentaban en hacer creer que sometiéndose a la autoridad terrenal, convertirían a estos políticos en seguidores de Cristo. Es lamentable que hoy, con varios años por delante, la conversión tan prometida fuera en sentido inverso y haya tenido su punto más denigrante en el apoyo masivo de los cristianos evangélicos al NO a la paz. En base a una adaptación al proyecto político social de la extrema derecha, ornamentada de una supuesta vigilancia de la auténtica moralidad cristiana, se ha construido un marco de valores que define el comportamiento inhumano y cruel de las iglesias, y que empezando a materializarse durante el gobierno de Uribe, hoy da sus frutos del árbol de la muerte.

 

“Para que la vida no sea asesinada en primavera”: varias cuestiones para la reflexión.

La onda desilusión y la tristeza en sectores más progresistas de cristianos evangélicos, especialmente entre los jóvenes y organizaciones que trabajan por la paz, nos ha llevado a anunciar nuestra distancia de estas iglesias, y a aclarar nuestra desadherencia a su posición infame, corrupta, engañosa, irresponsable y absolutamente lejana al reino de Dios anunciado por Jesús.

Uno no puede llegar al cielo en los hombros del diablo. Las iglesias trabajaron de la mano con sus verdugos, con la agenda de los verdugos. Llevaron al país a un nivel de incertidumbre institucional, polarizaron a la sociedad y desmoralización de los movimientos que nacieron durante este proceso de paz -especialmente compuesto por miles de jóvenes que no quieren más la guerra- y que vigorosos y esperanzadores, tomaron calles, paredes y corazones.

Los acuerdos no eran un tratado de teología, son un tratado político. Pero haber apelado a que Cristo no fuera el centro de los diálogos, delata la gravedad de la miopía teológica que no entiende las dimensiones universales del constante llamado de Dios a la paz y la justicia.

Las trampas y mentiras en que los líderes eclesiales se basaron para alcanzar la victoria del NO, provocaron que el 6 de Octubre la fiscalía comenzara una investigación para procesar a los responsables de delito electoral. Y es que las iglesias demostraron carecer de un proyecto ético, de unas verdaderas Buenas Nuevas para nuestra sociedad. Se ufanaron de encuadrarse en el amordazamiento de la grey a través del control y disciplina de su tullido cuerpo dogmático, en lugar de ofrecer al tejido social el sentido transformador de la justicia que el Evangelio exige.

Resultó sencilla la manipulación de quienes asumieron el camino de la fe como el despojo de sus habilidades para decidir pensar y amar, por sí mismos, como ciudadanos colombianos.

Pues sí, las iglesias no construyen ciudadanía, menos aún forman ciudadanos y ciudadanas. La política como el ejercicio de pensar y sentir el bien común, no existe en las iglesias. Sin embargo, se azuza el envilecimiento, el individualismo y la cultura de dominación. Existe un arrinconamiento de los valores cristianos a la vida privada, desconectándolos con las reflexiones frente a las situaciones de los problemas de la sociedad de las que todos hacemos parte. Las iglesias no asumen posturas éticas que conlleven a tener que reflexionar, discernir y realizar acciones frente a los desafíos de la vida social. La polarización es resultado de unas estructuras cerradas que no desean construir sujetos que logren articular la fe con la vida. Así, la moral cristiana basada en el amor al prójimo queda totalmente desacreditada.

El liderazgo cristiano que se auto concibe progresista, se ha convertido en un grupo de ejecutivos gerentes de la fe, que viven en reuniones protocolares donde hablan a nombre de colectivos de los que muchas veces no son representativos. Decepciona ver como personas tienen homilías discursivas pero no construyen procesos con otros y otras.

Las discusiones internas que en todo colectivo deben darse, mucho más en momentos coyunturales como este, no se toman en serio. La discusión dentro de estos sectores pareciera más un secreto o una cuestión personal. Las iglesias no tienen espacios para reflexionar o discutir, no hay reflexiones de fondo; las escuelas de formación cristiana o los seminarios son centros de adoctrinamiento y reclutamiento, las voces disidentes no pasan del secreto condicionado por el estatus, los privilegios y los salarios. La posición dominante de los pastores que son dueños y señores de la Palabra, influyen en la forma de interpretar el mundo, la vida y sus realidades. Estos pastores se alimentan solamente de los medios de comunicación evangélicos y de las medios masivos de comunicación que reproducen solo una forma de ver el mundo, existe una auto negación del pensamiento crítico por considerarlo contrario a la fe, las comunidades eclesiales no son democráticas, la participación real no existe, los diálogos no pasan de ser una cuestión de algunos amigos.

La comunicación y los imaginarios que se construyen en estos escenarios son a través de la tradición oral y la sujeción: solo un rumor, una mentira, una especulación o un chisme apocalíptico que pueden generar sentimientos y posiciones. El pasado plebiscito lo confirma; los argumentos basados en mentiras de campaña que llevaron a los evangélicos a votar por el NO, lograron la gratitud del ex Presidente Uribe en su primer pronunciamiento después del domingo del plebiscito, quien además resaltó la moralidad cristiana. La desinformación, los chismes dantescos y las mentiras mal elaboradas, ganaron el domingo sobre las argumentaciones, las posiciones éticas y el sentido común. Ganaron sobre el amor a Colombia.

Los argumentos de que la iglesia no debe asumir posturas políticas y debe “dejar hacer”, es tan político como sí asumir posiciones. La neutralidad es tan peligrosa como las posiciones erróneas, algunos por defender sus instituciones al declararlas neutrales, olvidan que en los primeros tiempos de la cristiandad el movimiento de Jesús logró proponer nuevas relaciones sociales, una nueva ética y nuevas comunidades que se caracterizaban por la colectividad; donde se compartía el pan, la palabra y se denunciaba al imperio romano y sus idolatrías. Sus implicancias, las del reino en medio nuestro, transformaban la sociedad y eso incomodó al imperio romano hasta que el cristianismo se volvió el imperio, aunque quedaron semillas de testimonio de esa fe de los de abajo.

Los proyectos genocidas como el exterminio armenio, nazi; las dictaduras latinoamericanas como las del cono sur, y los asesinatos realizados por los Contras en centroamérica, donde inclusive sacerdotes y monjas fueron asesinados, solo por recordar a algunos; son el testimonio de que en la historia del cristianismo del siglo XX hay suficientes ejemplos para demostrar que cuando la iglesia fue neutral por estar del lado del poder, recibir favores, por no incomodar a sus feligreses o perder los diezmos, se hizo cómplice de dictadores, matanzas y guerras.

El ministerio profético de la iglesia, que denunciaba la corrupción y la infamia de los poderes, ha sido desbancado por la profecía “money order” sobre el dinero y el éxito personal. Para los líderes eclesiales de la prosperidad, los profetas del antiguo testamento no podrían ser jamás fuente de inspiración. La capacidad crítica que nos debería colocar a favor de las víctimas y despojados, no se puede ejercer en las congregaciones. Entonces, los que hoy si hablan proféticamente, prefieren distanciarse de estas comunidades religiosas complacientes con el poder de turno y embriagadas de ambición.

Es cierto que los cristianos evangélicos han crecido enormemente en cantidad, y están entre las víctimas y los victimarios, entre los ricos y los pobres, sin embargo no tengo duda que los hechos del domingo 2 de Octubre son un punto de inflexión frente al cambio que ha vivido este colectivo. Hoy con arrogancia muestran el poder electoral con que cuentan, y muestran con peligro lo que pueden lograr en próximas contiendas electorales a cara del 2018, que como todo indica es la intención del principal beneficiario y vocero del No, el ex-presidente Uribe.

Se avanza en cantidad, pero ha perdido los sentidos, el llamado de ser luz y sal. Hoy las iglesias se convierten bajo la lupa de la opinión pública en un nuevo actor, una masa de votantes fácilmente mangoneables que bajo los efectos de las fantasías apocalípticas, falsas moralidades y lecturas bíblicas sin ninguna hermenéutica coherente, con un voto acrítico y disciplinado definen los destinos de nuestra sociedad. El llamado a transformar las causas estructurales que mantiene la injusticia social y la violencia, no es tema de reflexión, ni de preocupación, se convive complaciente con la injusticia social y la sensación de bienestar que la sociedad de consumo produce, como si el reino de dios estuviera en las fantasías de lo aparente, en el engaño de una vida superficial y anodino.

De aquella iglesia humilde evangélica que recorría los campos colombianos en medio de la persecución de los años 50 y 60, donde muchos hombres y mujeres con una fe sencilla y profunda recorrían a hombro de mula llevando biblias sin importar las consecuencias personales o familiares. De aquellos creyentes considerados subversivos porque hacían de las escuelas dominicales lugares de alfabetización de los pobres para que el verdadero testimonio lo proclamara la sencillez de la vida, parece sólo quedar un puñado de resistencias muy marginales.

Nos encontramos frente a una nueva forma de iglesias cristianas evangélicas, organismos convertidos en aparatos electorales a favor de sectores violentos y con valores contrarios a la fe que Jesús proclamó. Hoy somos testigos del cambio en la intervención en política de los evangélicos y sus graves implicaciones y consecuencias para el futuro de Colombia. Las autocríticas más que nunca son necesarias y pertinentes. Se hace necesario, urgente, caminar con otros y otras y al fin, sentirnos parte de una misma sociedad cuyo destino nos implica a todos, nos esperan para cambiar este país desbastado por las guerra, pero esperanzador en su composición.

En ese sentido, las comunidades de fe aún pueden honrar su llamado en la historia, forjarse como lugares de llegada de personas que necesitan construir comunidad con otros y otras, como provisores de alimento a la vida en todas sus complejidades y contradicciones, levantándose como espacios proféticos donde la denuncia de la injusticia y la promoción de la paz y la reconciliación, sean maneras de seguir y servir al Dios de la vida. No existe un rincón de este país donde estas comunidades no estén presentes, y en muchas participan creyentes con un sincero servicio motivado por la vocación del amor eficaz.

Nos queda por delante reencontrar esa fe en el Dios de la vida como horizonte y sentido, el Dios que está al lado de los que sufren y sueñan transformar las causas mas perversa de la miseria y la violencia humana, que nos invita a recorrer junto a El, otros y otras las sendas de la reconciliación, la justicia y la PAZ.

 

 

[1] http://www.noticiasrcn.com/videos/el-acuerdo-paz-colombia-una-obra-arte-exfiscal-corte-penal-internacional

[2] https://www.youtube.com/watch?v=amyfHc911mo,

[3] https://www.youtube.com/watch?v=N2kansJztXg

[4] http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/protestas-contra-cartillas-de-ideologia-de-genero-en-colegios/16670419

[5] http://www.elespectador.com/noticias/educacion/hay-detras-de-falsas-cartillas-sobre-educacion-sexual-a-articulo-647998

[6] https://www.youtube.com/watch?v=N2kansJztXg

[7] http://www.las2orillas.co/el-procurador-y-el-exjefe-neonazi-eduardo-romano-juntos-en-el-homenaje-de-restauracion-nacional/

[8] http://www.publimetro.co/colombia/destitucion-de-alejandro-ordonez-de-la-procuraduria-general-de-la-nacion/lmkpiv!Y6nklm6t1BY/,

[9] https://www.youtube.com/watch?v=hQwIh9spjKQ

[10] https://www.youtube.com/watch?v=0vSERWG7NRo

[11] http://www.elespectador.com/noticias/politica/jesucristo-el-unico-puede-traer-paz-daniel-torres-juan-articulo-657359,

[12] https://www.youtube.com/watch?v=5dacMp0qKxs.

[13] https://www.youtube.com/watch?v=Dq1wQkBcO1A

[14] http://www.larepublica.co/el-no-ha-sido-la-campa%C3%B1a-m%C3%A1s-barata-y-m%C3%A1s-efectiva-de-la-historia_427891

[15] http://www.eltiempo.com/politica/justicia/investigacion-contra-el-general-montoya-y-el-general-torres-por-falsos-positivos/16548487

[16] http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-tribunal-internacional-de-opinion-acusa-colombia-crimenes-de-estado

[17] http://www.verdadabierta.com/politica-ilegal/parapoliticos/4757-parapolitica-mario-uribe-escobar

[18] http://www.asfaddes.org/pdf/tribunal_internacional_de_opinion.pdf

[19] http://www.elespectador.com/noticias/judicial/escandalos-han-salpicado-iglesias-evangelicas-de-colomb-articulo-470881.

[20] http://www.eltiempo.com/multimedia/infografias/el-entorno-de-alvaro-uribe-condenado-por-la-justicia/15594298,

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